Cocina con croquetas y niños en casa: + 5 juegos divertidos

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¿Te imaginas una tarde de juegos en la cocina con croquetas y sin pantallas? Sí, es posible. Y sí, es divertidísimo. Pongámonos en situación: sábado por la tarde, la lluvia fuera, la batería del iPad al 3% y el pequeño de la casa te mira con esa expresión de “me aburro, ayúdame”. ¿Qué haces? ¿Pones otra peli? ¿Sacáis el parchís por quinta vez en lo que va de mes? ¿O te atreves con algo diferente… como una tarde entera cocinando croquetas?

La primera vez que intentamos esto en casa, pensé que iba a acabar con masa en el techo, niños llorando porque se mancharon la camiseta de su superhéroe favorito y una croqueta que explotaría misteriosamente en el microondas. Pero no. Fue muy divertido. Hubo risas, harina en sitios inesperados, una croqueta que parecía un dinosaurio con casco y, lo mejor de todo, una tarde sin móviles, sin pantallas y con conexión humana de la buena. La de verdad.

Porque cocinar croquetas con peques no es solo hacer comida. Es crear recuerdos, fomentar la creatividad, y sí, también preparar una cena inolvidable. ¡Vamos a ello!

Beneficios de involucrar a los niños en la cocina con croquetas

Spoiler: no es solo por entretenerlos mientras haces la cena.

1. Fomenta su creatividad

Cuando un niño puede elegir entre relleno de jamón, calabaza, queso de cabra incluso… ¡golosinas! (sí, ha pasado), estás despertando a un pequeño chef-artista. La cocina se convierte en su lienzo.

Darles libertad para decidir qué ingredientes combinar, cómo dar forma a las croquetas o incluso bautizarlas (“esta se llama Croquelinda y es de pollo con maíz”) les ayuda a confiar en su imaginación. ¿Quién dijo que no se podía hacer una croqueta en forma de unicornio?

Según los expertos, la exposición lúdica a alimentos mejora la disposición de los niños a probar nuevos sabores. Así que si tu peque odia la espinaca… ¡hazla croqueta y llámala ‘esmeralda mágica’!

2. Aprenden sobre alimentos

En un mundo donde muchos niños creen que el ketchup crece en árboles, ponerles delante ingredientes reales —un trozo de cebolla, una ramita de perejil, un poco de bacalao— es casi un acto revolucionario. Tocan, huelen, prueban. Aprenden que el pan rallado no viene del cielo como la nieve.

Ese contacto directo con la materia prima les da conciencia sobre lo que comen. Además, si lo han tocado, amasado y empanado, lo van a probar con más ganas. Incluso el brócoli, pruebalo y me cuentas.

3. Desarrollan habilidades motoras

Rebozar una croqueta, hacer bolitas del mismo tamaño (o intentarlo), pasarla por huevo sin que se les escurra hasta la oreja… todo eso mejora su coordinación ojo-mano. Es una clase de psicomotricidad fina sin salir de casa.

Y si cae alguna al suelo, pues nada: la famosa regla de los cinco segundos entra en juego. Aunque seamos sinceros… algunas caen en modo catapulta y ni el perro se atreve a recuperarlas jajaja.

4. Mejora su autoestima

Que un niño te diga con orgullo: “¡Esta croqueta la hice yo!” mientras tú comes media docena es un chute de confianza para ellos.

Ese sentimiento de logro, de “he participado en algo real”, les llena. Y para ti, que puedes decirle que su croqueta fue la más rica aunque tuviera forma de media luna de Saturno, también es una oportunidad para reforzar vínculos.

5. Fortalece los lazos familiares

No es solo la comida, es lo que pasa mientras la preparas. Las bromas, las anécdotas, los intentos fallidos de croquetas cuadradas, las canciones que surgen mientras bates… Todo eso es lo que queda. Porque un sábado cualquiera puede convertirse en “ese día que hicimos croquetas de colores y papá acabó con bechamel en la ceja”.

6. Fomenta buenos hábitos alimenticios

Los niños que cocinan comen mejor. Está comprobado. Se vuelven más conscientes, más aventureros con los sabores, y sobre todo, entienden el valor de lo casero. Aprecian el esfuerzo y empiezan a preferir una croqueta hecha con cariño que una bolsa de snacks del súper. Bueno, casi siempre.

Lo que debes tener en cuenta con niños en la cocina

Ahora, no todo es bechamel y unicornios. Estar en la cocina con niños requiere ciertas precauciones… y una buena dosis de paciencia. Toma nota:

Supervisión constante

Incluso para cosas aparentemente inofensivas como abrir la nevera. Nunca subestimes la capacidad de un niño para encontrar la única cosa peligrosa que había en la cocina: un rallador, un abrelatas, un cuchillo de untar… que en sus manos puede ser una katana.

Organización previa

Mise en place, amigos. Ten todo preparado antes de empezar. Si te das la vuelta para buscar sal, cuando regreses puede que hayan mezclado la bechamel con el colacao y estén intentando freírla jajaja.

División de tareas por edad
  • Peques de 3-5 años: pueden lavar ingredientes, mezclar cosas en un bol, y ponerle nombres a las croquetas.
  • De 6-9: ya pueden dar forma a las bolitas, pasar por huevo y empanar (aunque probablemente acaben empanándose ellos mismos).
  • A partir de 10: ya pueden participar más activamente en la receta, siempre con cuidado y supervisión.

Lo de fregar… bueno, eso ya depende de cuánta ayuda quieras jajaja.

Seguridad ante todo

Aceite caliente y niños no mezclan bien. Fríe tú las croquetas mientras ellos decoran el plato, montan una historia o ven el vídeo que grabaste del proceso.

Ropa adecuada

Nada de modelitos caros. Pijama viejo, delantal y si tienes gorro de cocinero, mejor. Parece una tontería, pero los niños adoran disfrazarse. Se sienten parte del equipo. 

Paciencia infinita

Prepárate para repetir: “No, no chupes la cuchara y vuelvas a usarla”, “Eso no va en la masa”, “¿Dónde está el huevo que faltaba?”… Es parte del proceso. Ríete. Respira. Y recuerda: esto no es MasterChef. Es el show de tu familia.

 

Juegos croqueteros: ¡Aprenden mientras se divierten en la cocina con croquetas!

Ahora sí, pasamos a la parte más juguetona. Lo bueno de la cocina es que, con un poco de imaginación, se transforma en un tablero de juegos infinito. Aquí van los más exitosos (probados, testados y, en algunos casos, manchados de bechamel):

Rellenos sorpresa: creatividad con sabor

Elige ingredientes a ciegas

Pon varios ingredientes en bolsitas (desde los típicos como jamón hasta sorpresas como mango o queso de cabra). Cada niño mete la mano y saca dos. ¡Y tienen que combinarlos!

Sí, a veces salen cosas como chorizo con plátano. Y lo mejor: ¡funciona! A veces. Pero lo importante es que se atreven, prueban, descubren. Hay adultos que no han mezclado tanto en su vida.

Croqueta arcoíris

Solo se pueden usar ingredientes de colores distintos. Espinaca, zanahoria, cúrcuma, remolacha… El resultado parece obra de Pixar. Y aunque alguna sepa un poco rara, es una experiencia visual que no olvidan.

Reinventa tu plato favorito

¿Te encanta la carbonara? ¿La hamburguesa? Métela en una croqueta. Literal. Una bola de sabor que, si no triunfa, al menos hará reír.

Desafío familiar

Cada uno hace su propia receta. Luego, prueba a ciegas. ¿Quién gana? Normalmente, la abuela. Pero deja que el peque crea que fue él. Esa sonrisa vale oro.

Croqueta del recuerdo

Asociar comida y memoria es poderosísimo. “¿Te acuerdas de la excursión al campo?” Pues croqueta de tortilla con sabor a aventura. “¿La última vez que nos reímos comiendo lentejas?” Pues lentejas hechas croquetas. ¡Boom!

Versión dulce

Sí, croquetas de postre. Brownie, coco con galleta, arroz con leche. ¡Una fiesta! O una bomba de azúcar. Pero un día es un día.

Bingo de sabores: El juego que despierta las papilas gustativas

Esto es oro puro para meriendas divertidas.

Venda a los concursantes

Los niños (¡y adultos!) se tapan los ojos. Se les da una croqueta y deben adivinar qué lleva.

Tarjetas de sabores

Dales cartones con nombres de ingredientes. Van tachando lo que creen haber probado. Como el bingo clásico, pero muy rico.

Croquetas camaleónicas

Mismo color por fuera, sorpresa por dentro. Algunas confunden a propósito: ¿es calabaza o zanahoria? ¿pollo o atún? ¡Nivel experto!

Premios sorpresa

El que más acierte elige peli, postre o se libra de recoger la cocina (esto último muy codiciado).

Puntos extra por creatividad

“Esto sabe a nube mágica con jamón” = dos puntos por poesía croquetera. Porque no todo es acertar, también se trata de imaginar.

Incluir croqueta “trampa”

Una con sabor muy raro (pero rico). Queso azul con pera, curry con piña. Las caras que pondrán todos merecen la pena.

 

Memory croquetero: Ejercitando la memoria en la cocina con croquetas

Perfecto para antes y después de cocinar.

Juego previo

Muestra los ingredientes como si fuera clase de ciencias. “Esto es pimiento rojo”

Tarjetas visuales

Imágenes de ingredientes y croquetas. Emparejan cada uno. Tipo memory, pero comestible.

Después de cocinar

Pregunta: “¿Qué llevaba la croqueta en forma de corazón?” “¡Cecina con queso gorgonzola!” Bingo.

Recompensas

El que recuerde más elige la forma de la siguiente croqueta. ¡Hay quien ha pedido una en forma de rayo láser! Ojito a la creatividad de los niños y a ver quién consigue hacer algo como eso jajaja.

Cuentacuentos: La cocina con croquetas como teatro

Haz que la comida cuente una historia.

Crear un personaje

Croqueto, el valiente que cruza la sartén del fuego. O Croquelina, la princesa empanada que defiende el reino de la bechamel.

Dibuja el paraíso croquetero

Usa papel, témperas o lo que tengas: ríos de salsa, montañas de pan rallado, volcanes de queso fundido. Pixar se queda corto.

Cada croqueta, un personaje

Una croqueta es el rey, otra el monstruo, otra la hechicera de cebolla caramelizada. El drama que quieran ponerle a la historia depende de ellos.

Teatro con comida

Antes de comerlas, representan la historia. Tres actos, con narrador incluido. La croqueta final… ¡se come como cierre de función!

Graba la historia

Móvil en mano. Luego se convierte en un recuerdo para años. ¿Tienes TikTok? Puede que sea viral y si lo haces, etiquétanos en @solodecroquetas, que nos encantará verlo. 

Concurso familiar de cocina con croquetas

Aquí se saca la artillería.

Cada uno, su receta

La cocina se convierte en una especie de set de MasterChef. Técnicas secretas, rellenos imposibles, croquetas XXL, todo vale.

Votación ciega

Se prueban sin saber quién hizo cuál. La tensión es real. ¿La más rica es la tuya o la del peque que hizo una croqueta con forma de tiburón?

Categorías divertidas
  • Más loca
  • Más sabrosa
  • Más bonita
  • Más difícil de describir sin reírse
Jurados especiales

El gato, la abuela, el peluche de confianza. Si emite sonido o mirada seria, puede votar jajaja.

Premio simbólico

El que gane elige la cena del viernes. O se libra de poner la mesa. O tiene inmunidad de lavavajillas. ¡A ponerse creativos!

Foto final

Haz un collage con las creaciones. Imprímelo. Cuélgalo en el salón de caso. Ese día lo recordarás siempre.

Bonus track: ¿Y si no tienes tiempo para hacer la masa?

Aquí entra el comodín del chef moderno: En Solo de Croquetas tenemos una variedad increíble de sabores, puedes usarlas como base para todo esto. Solo descongela, decora, experimenta con salsas, haz teatro, bingo, memoria o cata a ciegas. Diversión garantizada y estrés… ni uno.

Además, puedes centrarte en la parte creativa sin tener que preparar la masa desde cero. Porque lo importante no es hacer la croqueta perfecta, sino vivir el momento.

Cocina con croquetas + niños = felicidad sin pantallas

Una tarde en familia no necesita ser complicada. Solo hace falta croquetas, ganas de reírse, y si tienes suerte, una cocina que no quede irreconocible. Y si al final del día hay masa en el techo, una croqueta dentro de la cafetera y un niño que dice “quiero cocinar más”, habrás ganado.

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