¿Quién no ama el pollo? Bueno… resulta que una de mis amigas. No diré el nombre por privacidad. Pero ya te vale, Marta. …Uy. Jajajajajaja. Antes, cada vez que íbamos a cenar, su cara de disgusto al ver pollo en el menú era imposible de disimular. Como buena amiga, me propuse cambiar eso. Mi plan era simple pero brillante: conquistarla con unas croquetas caseras de pollo.
Me sentía como en una misión secreta. La invité a casa y, sin decirle qué iba a cenar, me puse manos a la obra. Quería asegurarme que tendría las croquetas de pollo perfectas y, después de muchos vídeos de Tiktok y tutoriales en Youtube, hice una mezcla de varias recetas en mi cabeza. ¿Qué podría salir mal?
Las croquetas de pollo pueden cambiar opiniones, salvar amistades y, por supuesto, ser el plato estrella de cualquier cena. ¡Ahora te cuento todos mis secretos para lograrlo!
Si bien podrías pensar que las croquetas de pollo no son exactamente un plato “sano”, la verdad es que pueden ser parte de un menú equilibrado si se preparan de la forma correcta. La dieta mediterránea es famosa por sus beneficios para la salud y, lo mejor es que no excluye el placer de disfrutar comidas riquísimas.
Las croquetas caseras de pollo hechas con ingredientes frescos y de calidad, pueden encajar perfectamente en esto. La croqueta de pollo al curry de Solo de Croquetas son un buen ejemplo.
Si utilizas pollo magro y una base de bechamel casera, puedes disfrutar de un plato muy rico y nutritivo. Además, si lo acompañas con una ensalada fresca o verduras al vapor, ya tienes un menú perfecto dentro de la dieta mediterránea. Y recuerda: el secreto siempre está en el balance. Un día croquetas de pollo y al día siguiente croquetas de pescado, jajajaa. Proteína y Omega 3.
Sé que estás esperando la receta con ansias y aquí te traigo una receta clásica que nunca falla. Pero lo que te voy a compartir después, te convertirá en un Máster chef de las croquetas caseras de pollo. Así que, ¡presta atención!
Derrite la mantequilla en una sartén y añade la harina. Cocina la mezcla hasta que tome un color dorado. Añade la leche poco a poco, removiendo constantemente hasta obtener una bechamel espesa.
Desmenuza el pollo cocido y añádelo a la bechamel. Condimenta con sal, pimienta y nuez moscada.
Deja enfriar la mezcla, este paso requiere mucha paciencia, lo sé jajaja. Cuando la mezcla esté fría, forma las croquetas del tamaño que prefieras.
Pasa las croquetas por harina, huevo batido y pan rallado. Si quieres un rebozado extra crujiente, tienes todos mis trucos en este artículo.
Fríe las croquetas en aceite caliente durante 3 – 6 minutos. Lo más importante es que el aceite esté muy caliente para evitar que las croquetas sean grasosas. También puedes hacerlas al horno o airfryer. ¡El resultado es increíble! ¡A disfrutar!
Si quieres ir más allá de lo tradicional y tienes ganas de experimentar, aquí tienes algunas ideas para darle un toque diferente a tus croquetas:
Unas croquetas con un corazón de queso azul que se derrite al primer mordisco…Fantasía, ¿no?
Un extra de color y nutrientes con espinacas salteadas mezcladas con el pollo. La magia está en condimentar con diferentes especias como romero, orégano o tomillo.
Dale un giro exótico añadiendo curry en la bechamel para un sabor más especiado y diferente.
Los champiñones le dan ese sabor umami que se complementa perfectamente con el pollo. ¡Es una fiesta para tu paladar!
Esta mezcla es irresistible y si le añades albahaca y queso de crema, ya ni te cuento. Pruébalo y luego me agradeces jajaja.
¿Unas croquetas caseras de pollo dignas de estrella Michelin? ¡Prueba convertirlas en una experiencia gourmet! No hay límites para la creatividad cuando se trata de comida y, sobre todo, de croquetas. Los más de 30 sabores de croquetas que tiene Solo de Croquetas, son prueba de ello.
Aquí algunas ideas para tus croquetas gourmet:
Ya sabes, si un día quieres impresionar a tus amigos o a alguien especial en una cena, ¡ponte creativ@!
No hay nada como disfrutar de una buena croqueta con una bebida que complemente sus sabores. El maridaje perfecto puede potenciar la experiencia en un 200%. Pero, ¿con qué va mejor? ¿vino, cerveza o vermut? ¡Veamos todas las opciones!
Si eres más de vinos, un vino blanco suave es una excelente opción. Su acidez balancea la cremosidad de las croquetas, y sus notas frutales resaltan el sabor del pollo. También puedes optar por un vino tinto joven, que no sea demasiado pesado. Así complementas bien las croquetas sin sobrecargar el paladar.
Para los amantes de la cerveza, una cerveza artesanal ligera y suave es ideal. Estas cervezas resaltan el sabor del pollo sin opacarlo. Si eres más atrevid@, una cerveza con toques cítricos o especiados también puede ser una combinación interesante.
El vermut, con su carácter ligeramente amargo y especiado, también puede maridar de maravilla con las croquetas de pollo. Un vermut rojo, por ejemplo, con sus notas herbales y dulces, complementa la cremosidad y el sabor del pollo, El contraste perfecto.
Por cierto, en Solo de Croquetas puedes encontrar más de 15 vermuts diferentes para maridar tus croquetas, desde los más suaves hasta los amargos y con todo nivel de intensidad. Es una experiencia que todo amante de las croquetas debe vivir.
Este truco te hará sentir como todo un maestr@ de la sostenibilidad. Utiliza sobras de pollo para hacer croquetas. Si tienes pollo asado o cocido sobrante, ¡no lo tires! Desmenúzalo y añádelo a tu bechamel para preparar unas croquetas.
Esto no solo reduce el desperdicio, sino que también maximiza el sabor, ya que, el pollo que ha sido asado previamente, tiene una profundidad de sabor única. Además, es una opción económica: En lugar de gastar en nuevos ingredientes, estás reutilizando lo que ya tienes.
Y lo mejor de todo es que nadie sabrá que estas deliciosas croquetas comenzaron como sobras. Claro que, si un día no quieres preparar las croquetas de cero, puedes pedir tus croquetas favoritas de Solo de Croquetas.
Las croquetas caseras de pollo quedaron tan buenas que, por un momento pensé en quedarmelas, pero cuando vi la cara de mi amiga Marta al probarlas, todo mi plan tuvo sentido.
Para cuando se dio cuenta que eran de pollo, ya había petado de felicidad por lo buenas que estaban jajaja. Así que la próxima vez que alguien te diga que no le gusta el pollo, ya sabes qué hacer. ¡Prepárale unas croquetas y déjale descubrir lo que se estaba perdiendo!
¡Hasta la siguiente aventura croquetera!
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No me había presentado todavía, pero aprovecho que Carmen no está para contarte como llegué aquí. Sigue leyendo porque es una historia guay.
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