Menú con croquetas en casa paso a paso

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Dicen que no se puede vivir solo de menú con croquetas… yo digo: ¿apostamos?

A lo largo de la historia, muchas frases se han dicho con solemnidad… “No se puede vivir solo de amor”, “el dinero no da la felicidad”, o esa que nos trae aquí hoy: “no se puede vivir solo de croquetas”. Pero a diferencia de las anteriores, esta última no solo es discutible, sino completamente desmontable jajaja. Porque quien lo afirma, claramente no ha experimentado el arte de una buena croqueta: ese equilibrio perfecto entre crujiente y cremoso, entre sabor intenso y textura suave, entre tradición y creatividad.

Imagina un mundo donde cada comida puede ser una nueva versión de croqueta: desde la clásica de jamón que te recuerda a la cocina de la abuela, hasta la de chipirones en su tinta que parece salida de un menú degustación con estrella Michelin.

Y si aún no estás convencid@, este es el reto: acompáñame durante este recorrido croquetero y dime si no se puede construir una vida, una dieta… ¡y hasta una historia de amor alrededor de la croqueta!

¿Qué necesitas para armar un menú con croquetas?

Antes de lanzarse a por la sartén, conviene detenerse un momento y planificar. Montar un menú con croquetas puede ser tan sencillo como abrir una bolsa y meterlas al horno, o tan sofisticado como diseñar un menú degustación con maridaje incluido. Pero para ambas versiones, hay un punto clave: intención. Y por supuesto, variedad.

Si solo quieres croquetas como entrante:

En este caso, las croquetas son como ese actor secundario que se roba la película. No son el protagonista, pero sin ellas la historia no funciona. Para que brillen sin opacar el plato principal, ten en cuenta:

  • El equilibrio de sabores: Si vas a servir una paella potente como plato principal, opta por croquetas más suaves, como las de espinacas o pimientos. El objetivo es complementar, no competir.
  • La presentación manda: Las croquetas ganan puntos si llegan en cucharitas individuales, sobre hojas de rúcula o montadas en vasitos con una salsa ligera. Porque, seamos sinceros, si algo entra primero por los ojos… son las croquetas.
  • La guarnición importa: Unas crudités bien presentadas, un gazpacho suave o una ensalada de brotes pueden convertirse en el escenario perfecto para que las croquetas brillen.

Y aquí va un consejo de oro: no pongas más de dos sabores en este contexto. Más vale poco y bien ejecutado que mucho y confuso. A menos, claro, que estés en una boda, pero de eso hablamos luego.

Si vas a full con un menú entero de croquetas:

Ahora sí que sí. Si lo que quieres es que cada plato sea una celebración a la croqueta, hay que ponerse serios. Aquí ya no hablamos de un toque croquetero, sino de una combinación artística con final épico.

  • Mínimo tres tipos diferentes. La variedad es la clave para no caer en la monotonía. Combina carnes (como rabo de toro), mariscos (como chipirones) y verduras (como pimientos o setas).
  • Acompañamientos inteligentes. Las croquetas van bien con casi todo, pero la combinación adecuada puede elevarlas a otro nivel. Imagina unas croquetas de cocido con un chutney de tomate especiado o unas de bacalao con una crema de coliflor suave.
  • Sorpresa visual en cada plato. ¿Quién dijo que las croquetas solo se sirven en plato plano? Intenta montarlas en brochetas, servirlas sobre una base de puré o incluso dentro de vasitos con capas. Como diría un chef con ego: “la croqueta es el lienzo, tú eres el artista”.

Y si lo que te preocupa es el postre… sigue leyendo, que hay magia croquetera también ahí.

Menú croquetero completo

Lo que parecía una locura, es en realidad una maravilla. Diseñar un menú completo con croquetas es una experiencia gastronómica original, divertida y sorprendentemente gourmet. Aquí van seis ideas que puedes combinar al gusto.

Entrante 1: Croquetas de queso de cabra y pimiento caramelizada

Cremosas, dulces, intensas. Es como si una tapa se hubiera enamorado de una tarta de queso. El queso de cabra aporta fuerza, el pimiento caramelizado un dulzor sutil que se derrite en la boca. Sirve en cucharitas individuales y ya tienes un entrante digno de restaurante top como Solo de Croquetas.

Entrante 2: Croquetitas de hummus de remolacha

Porque engañar a la conciencia también forma parte del arte de comer. Esta croqueta tiene ese toque vegetal que justifica todo lo que venga después. Y si el hummus de remolacha es casero, mejor que mejor.

Principal 1: Croquetas de rabo de toro con puré de boniato

Una combinación de sabores que te hace cerrar los ojos de placer. El rabo de toro es cremoso, potente, casi lujurioso. El boniato, dulzón, actúa como un abrazo suave. Sírvelas sobre una cucharada de puré, con un hilo de aceite de trufa. ¡¡Boom!!

Principal 2: Croquetas de chipirones en su tinta 

El mar, hecho bola. Este plato es tan visual como sabroso. Imagina el sabor intenso de esta croqueta con un punto de alioli para darle contraste. ¡¡Una locura!!

Postre 1: Croquetas de arroz con leche

¿Quién dijo que el arroz con leche no puede freírse? Crujiente por fuera, meloso por dentro, con canela espolvoreada. No se puede pedir más.

Postre 2: Croquetas de ore con chocolate blanco

Sorprendente, amor a primera mordida y siempre te deja pidiendo más. Ideal para terminar con energía y una sonrisa.

Y si después de este viaje croquetero quieres vivirlo en primera persona, recuerda que en nuestro restaurante puedes disfrutar de un auténtico menú degustación de croquetas. Más de 30 sabores, combinaciones creativas, maridajes sorprendentes y una experiencia única con la croqueta como protagonista. Ideal para citas, celebraciones o simplemente para darte un homenaje.

Las croquetas como protagonistas: Cómo no aburrir en el intento

Vamos con algo crucial: cómo evitar que un menú de croquetas se convierta en “el día de la marmota”. Aquí es donde entra la creatividad.

  1. Texturas que sorprenden
    Combina croquetas extra crujientes con cremas suaves o con elementos crujientes externos, como chips de remolacha. La clave está en el contraste.
  2. Ingredientes base variados
    Sí, se puede hacer una croqueta de lentejas, de berenjena, de queso azul, de mejillones… si lo puedes imaginar, lo puedes rebozar.
  3. Formatos alternativos
    Mini croquetas como snacks, croquetas gigantes al estilo burger, croquetas líquidas (para valientes y con cuchara), croquetas al horno, en airfryer, no hay límites para crear.
  4. Salsas, las mejores aliadas
    Haz una pequeña selección de salsas para acompañar y que cada bocado sea diferente. Desde una mayonesa con lima y wasabi hasta una crema de pimientos asados.
  5. Degustación: el buffet del croqueter@
    Un plato con 4-6 tipos de croquetas distintas, en porciones pequeñas. Añade numeritos, etiquetas o incluso “nombres artísticos”. Que no falte el toque friki.

Cena romántica: Un menú con croquetas que enamora

Dicen que el amor entra por el estómago. Y también por una buena croqueta. Si estás pensando en una cena para sorprender a alguien especial, olvídate de las ostras, los menús imposibles y los nervios en la cocina. Aquí te traigo la prueba definitiva de que las croquetas también pueden ser afrodisíacas, elegantes y absolutamente irresistibles.

Entrante: Croquetas de setas y trufa 

La combinación de setas y trufa es un clásico moderno que eleva cualquier menú a un nivel gourmet. Estas croquetas tienen una textura delicada, con un interior cremoso y lleno de matices umami gracias a las setas (pueden ser boletus, portobello o una mezcla silvestre). Acompáñalas con una copa de vino blanco seco que refresque el paladar y contraste con la intensidad del sabor. Un comienzo sutil pero impactante para una cena que promete mucho.

Principal 1: Croquetas de sobrasada con queso de Mahón

Una combinación explosiva que mezcla lo mejor del sabor balear con el encanto del rebozado croquetero. Puedes servirlas sobre una cama de canónigos y unas gotas de miel por encima, que suavizan el sabor y crean una experiencia diferente. Esta croqueta es pasión mediterránea en cada mordisco.

Principal 2: Croquetas de cecina con queso gorgonzola

Una propuesta intensa y llena de carácter. La cecina, con su sabor ahumado y textura firme, se funde maravillosamente con la cremosidad del queso gorgonzola, creando una croqueta con personalidad propia. Para presentarlas, puedes acompañarlas de una compota de cebolla o de un toque de miel con nueces, creando un contraste dulce-salado que sorprende y conquista. Un plato perfecto para ese momento de la cena en el que todo empieza a fluir.

Postre: Croquetas de tarta de queso con frambuesa

Sí, lo has leído bien. Croquetas de postre. Y no unas cualquiera. Estas son pequeñas bombas dulces con relleno de tarta de queso y corazón de frambuesa líquida. La clave está en conseguir un rebozado muy fino y dorado que proteja esa crema interior y que, al morder, se derrita suavemente. Puedes servirlas con una bola de helado de vainilla o un coulis de frutos rojos. Visualmente son adorables y en sabor… mejor no contarlo, hay que probarlo.

Decoración: luz baja, velas, vajilla bonita

No subestimes el poder del ambiente. La luz tenue genera intimidad, las velas siempre suman puntos (y si son aromáticas suaves, aún más) y una buena presentación en la mesa hace que hasta el plato más sencillo se vea espectacular. Usa servilletas de tela, copas adecuadas para el vino y, si puedes, pon una flor o pequeño detalle en el centro.

Detalle extra: notas escondidas con frases tipo “si fueras croqueta, te elegiría siempre”

¿Quieres marcar la diferencia? Esconde pequeñas notas entre los platos, en servilletas o dentro de una copa vacía. Puedes escribir frases románticas, graciosas o hasta recuerdos compartidos. Algunas ideas:

  • “Eres más crujiente que mi croqueta favorita.”
  • “Nuestro amor tiene más capas que esta bechamel.”
  • “Eres el rebozado perfecto para mi corazón.”

No solo aportan un momento divertido, sino que generan una conexión emocional que convierte la cena en una experiencia memorable. Porque, al final, enamorar con croquetas no es solo posible… es muy rico.

Menú express con croquetas congeladas

No todos los días se puede cocinar con calma, pero eso no significa renunciar al sabor, ni mucho menos a la originalidad. Hay momentos en los que tienes visitas inesperadas, llegas tarde del trabajo o simplemente no tienes ganas de ensuciar la cocina.

Para todos esos días (y noches), las croquetas congeladas son la salvación definitiva. Y no cualquier croqueta: hablamos de las más de 30 variedades que puedes encontrar en nuestra web, listas para calentar y servir en minutos.

Aquí te dejamos un menú relámpago que parece sacado de un gastrobar, pero que puedes montar casi sin esfuerzo.

  • Croquetas de jamón con chips de verduras al horno:
    El clásico reinventado. Las croquetas de jamón, con ese sabor casero inconfundible, combinan genial con chips crujientes de zanahoria, boniato o remolacha. Todo al horno, sin una gota de aceite de más y con presentación top.
  • Croquetas de bacalao con alioli de ajo negro:
    Una mezcla que grita cocina fusión. El ajo negro, suave y dulce, transforma la mayonesa en una salsa espectacular. Y si tienes perejil fresco, espolvorea un poco por encima para rematar la jugada.
  • Croquetas de cocido con pimientos asados:
    Un guiño a la cocina de siempre. Las croquetas de cocido, potentes y contundentes, maridan perfectamente con el dulzor y el aroma de unos pimientos asados. Si te animas, un poco de cebolla caramelizada por encima y ya estás en otra liga.
  • Postre express: helado con topping de croqueta dulce:
    No te lo esperabas, ¿verdad? Tritura una croqueta de arroz con leche o de tarta de queso y espolvoréala por encima de tu helado favorito. El resultado es un postre crocante, cremoso y adictivo.
  • Bebida rápida: tinto de verano o cerveza fría:
    Porque no todo va en plato. Sirve una bebida fresca, añade una rodajita de limón si te sientes fancy, y acompaña tu menú exprés con un brindis.

Y si no te apetece cocinar, lo hacemos por ti.

La vida moderna a veces no da tregua, pero el buen comer tampoco debería esperar. Por eso, en Solo de Croquetas tienes las mejores croquetas listas para calentar, servir y disfrutar. Congeladas, artesanas, hechas con mimo y con más imaginación que un chef con tiempo libre.

Porque sí, se puede vivir solo de croquetas. Y después de este menú, esta charla y esta oda redonda… quizás hasta quieras intentarlo.

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