
Receta de croquetas de queso perfectas
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Dicen que quien sabe hacer una buena receta de croquetas de queso, puede cocinar casi cualquier cosa y enamorar a cualquiera con la comida. Y si no lo han dicho, deberían. Porque, en serio, preparar una croqueta de queso perfecta no es solo cuestión de seguir una receta. Es una declaración de intenciones. Es decirle al mundo: “sé lo que hago en la cocina y estoy dispuesto a hacerlo con amor”.
Croqueteando: Mi primera vez
Recuerdo la primera vez que me atreví a hacer croquetas de queso. Me sentía invencible. Tenía la receta, tenía los ingredientes, tenía una copa de vino en la mano (quizás ese fue mi primer error). Pero, como buena novata, subestimé la bechamel. Me pasé de leche, parecía sopa de Hogwarts. Las metí en la sartén y… ¡boom! Reventaron como si estuvieran vivas jajaja.
Pero… estaban muy ricas. Porque hasta la croqueta imperfecta tiene su encanto, a veces solo falta perfeccionar los detalles y eso es lo que voy a contarte en este artículo ¡Toma nota!
La elección del queso
Ahora, vamos a lo importante: el queso. Porque hacer una buena receta de croquetas de queso no es simplemente echarle queso a la bechamel. No, no. Es seleccionar el mejor protagonista de tu historia. Aquí te presento un ranking croquetero, pero te aviso: es como elegir entre tus hijos jajaja. Todos tienen algo especial.
Queso Manchego
El clásico. El “Antonio Banderas” de los quesos españoles: carismático, con carácter, y siempre deja huella. Tiene esa intensidad justa para destacar sin opacar.
Dato sabroso: El Manchego está hecho con leche de oveja de la raza manchega, y solo se produce en Castilla-La Mancha.
Tip croquetero: Úsalo rallado finito para que se integre bien en la bechamel de la receta de croquetas de queso. Y si es curado… ¡prepárate para una explosión de sabor!
Queso Brie
El más francés, el más elegante. Cremoso, delicado, seductor. Ideal para cuando quieres que tus croquetas parezcan de restaurante Michelin sin salir de casa.
Bonus gourmet: Mézclalo con un toque de trufa o champiñones salteados. ¡Es una locura!
Queso Azul
Aquí no hay medias tintas. O lo amas, o te cambia la cara en cuanto lo hueles. Pero en croquetas, se transforma. El queso azul con bechamel es como un guitarrista punk tocando una nana: intenso, inesperado y memorable.
Curiosidad: El azul se debe a mohos del género Penicillium. Comerlo es casi una experiencia espiritual (¡casi!).
Queso de Cabra
Ácido, sabroso, descarado. Perfecto para croquetas que quieren destacar. Combínalo con cebolla caramelizada o pimiento caramelizado y… boom. Obra de arte.
Queso Idiazábal
Ahumado, profundo, rústico. Cuando una croqueta lleva Idiazábal, no necesita nada más. Solo una sidra al lado y un poco de silencio para disfrutar.
Desde Euskadi con amor: Este queso tiene denominación de origen y solo se produce con leche de oveja latxa. Pura identidad vasca en forma de croqueta.
Queso Curado de Oveja
Para los valientes, para los que no quieren medias tintas. Este queso da carácter. Y si lo mezclas con quesos más suaves, tienes la croqueta con personalidad equilibrada. Como ese amigo que va a festivales, pero también madruga.
Croquetas de queso nivel experto: Con centro líquido
Llegamos a un nivel donde la croqueta deja de ser simplemente buena y se convierte en una obra maestra: hablamos del centro líquido. Ese instante en el que muerdes y el queso fundido brota como un tesoro escondido. Pero ojo, lograrlo no es cuestión de suerte, sino de técnica en la receta de croquetas de queso.
1. Relleno sorpresa
Consiste en introducir un trocito de queso en el centro de la masa antes de empanar. ¿El truco? Elegir un queso que funda bien y aguante la fritura.
Paso a paso:
- Corta pequeños dados de queso fundente (cheddar, gouda, raclette…).
- Congélalos durante al menos 1 hora para evitar que se derritan demasiado pronto al freír.
- Forma una croqueta como siempre, pero al colocar la masa en tu mano, haz un huequito en el centro.
- Introduce el dado congelado y cubre bien con más masa, sellando para que no se escape durante la fritura.
Resultado: Centro fundente que se derrite al primer bocado.
2. Mezcla 70/30
Aquí la proporción lo es todo. Se trata de ajustar la cantidad de queso en la masa para que al calentar, una parte quede más fluida.
Cómo hacerlo:
- Prepara una bechamel como siempre.
- Añade 70% de bechamel y 30% de queso rallado fundente justo al final.
- No remuevas en exceso para que tengan más concentración de queso.
- Enfría y trabaja con cuidado, porque esta mezcla es más blanda que la tradicional.
Resultado: Interior más líquido, sin tener que usar relleno aparte.
3. Técnica del relleno congelado
Una opción más elaborada, ideal si quieres un núcleo cremoso tipo lava.
Cómo hacerlo:
- Mezcla queso crema con un chorrito de nata líquida (puedes añadir pimienta o especias).
- Haz bolitas pequeñas con esta mezcla y congélalas por completo (mínimo 2-3 horas).
- Forma las croquetas colocando una bolita congelada en el centro, igual que el método del “relleno sorpresa”.
Ventaja: Controlas totalmente la textura del centro. Es cremosa y sorprendente.
4. Relleno en capas
Un método más avanzado, casi de repostería. Consiste en crear una croqueta por capas, como una lasaña en miniatura.
Cómo hacerlo:
- Extiende una cucharada de masa en la palma de tu mano.
- Coloca una cucharadita de relleno líquido (como mermelada de queso de cabra o una mezcla de quesos fundidos).
- Cubre con otra capa fina de masa y sella con cuidado.
Truco: Esta técnica requiere práctica para que la croqueta no se abra. Es recomendable usar doble empanado.
5. Jeringazo gourmet
Este es el método para los más creativos (o los más frikis de la cocina).
En qué consiste:
- Una vez fritas las croquetas, utiliza una jeringa pastelera con queso fundido caliente (tipo cheddar o crema de quesos).
- Inyecta con cuidado una pequeña cantidad en el centro de cada croqueta.
Advertencia: Este truco solo funciona si las croquetas están recién fritas y calientes. No abuses de la cantidad o se romperán.
Consejo general:
Trabajar con centros líquidos implica más riesgo al freír, así que asegúrate de sellar bien las croquetas, usar un empanado firme (doble capa si es necesario) y freír con el aceite muy caliente para que se forme rápidamente la corteza y retenga el relleno. El resultado merece la pena: croquetas que no solo saben bien, sino que sorprenden, emocionan y, sobre todo, ¡chorrean felicidad!
Errores comunes en receta de croquetas de queso
Hacer croquetas puede parecer un juego de niños, pero quienes han vivido el drama de una bechamel rebelde o una croqueta que se abre en la sartén saben que es una ciencia (y un arte) que se domina con paciencia.
Masa líquida tipo batido
La bechamel no se espesa y queda tan líquida que podrías beberla con pajita jajaja. Intentar formar croquetas con eso es como moldear gelatina con los dedos: misión imposible.
Por qué sucede: No se ha cocinado suficiente la harina con la mantequilla, o se ha añadido la leche de golpe sin darle tiempo a espesar.
Cómo evitarlo:
- Cocina bien la mezcla de mantequilla y harina durante al menos 3-4 minutos.
- Añade la leche poco a poco y remueve constantemente.
- Cocina la bechamel al menos 10-15 minutos a fuego medio, hasta que tenga la consistencia de una crema espesa que se despega de las paredes del cazo.
Bechamel cemento
Pasa todo lo contrario. Una masa tan espesa que puedes usarla de masilla para sellar ventanas. Formar croquetas es fácil, sí, pero el interior queda muy seco.
Por qué sucede: Exceso de harina, poco líquido o cocción demasiado larga sin ajustar.
Cómo evitarlo:
- Usa la proporción clásica 1:1:10 (mantequilla:harina:leche).
- Si ves que espesa demasiado, añade un chorrito más de leche y remueve bien.
- La textura ideal es cremosa pero densa, que permita moldear al enfriar pero que se funda en boca.
Queso sin alma
Croquetas bonitas, bien empanadas… pero al morder, insípidas. Una gran decepción.
Por qué sucede: Usar quesos muy suaves, poco curados o “light” que no aportan ni sabor ni personalidad.
Cómo evitarlo:
- Utiliza quesos con carácter: manchego curado, azul, cabra, Idiazábal, etc.
- Si usas un queso suave, combínalo con otro más intenso para compensar.
- Prueba la masa antes de enfriar y ajusta la cantidad de queso al gusto.
Empanado deprimente
La croqueta no tiene esa capa dorada y crujiente. Se ve pálida, blanda, o peor, se deshace al freír.
Por qué sucede: Usar pan rallado viejo o en poca cantidad, no empanar correctamente o saltarse el huevo.
Cómo evitarlo:
- Utiliza pan rallado fresco o panko para un resultado más crujiente.
- Empana con orden: primero pasa la croqueta por harina (opcional), luego por huevo batido y después por pan rallado.
- Para un rebozado extra crujiente y más resistente, repite el paso: huevo → pan → huevo → pan.
Freír en aceite frío
Las croquetas se empapan de grasa, se abren y acaban tristes y aceitosas. Además, acabas frustrado.
Por qué sucede: El aceite no ha alcanzado la temperatura adecuada, así que la croqueta no se sella al instante.
Cómo evitarlo:
- Calienta el aceite a 180°C. Usa un termómetro si puedes, o haz la prueba del pan: tira un trocito y si burbujea con alegría y sube a la superficie, está listo.
- Fríe pocas croquetas a la vez para que la temperatura no baje de golpe.
- No toques las croquetas los primeros segundos para evitar que se rompan antes de que se forme la costra.
Cada error es una lección. Y con estas correcciones, estás un paso más cerca de la croqueta perfecta. Porque en la cocina, como en la vida, se aprende a base de pequeñas caídas… y muchas ganas de seguir probando.
Receta de croquetas de queso paso a paso
Ingredientes
Para la masa:
- 50g de mantequilla (preferiblemente sin sal)
- 50g de harina
- 500ml de leche
- 150g de queso rallado o troceado (puede ser una mezcla: manchego, brie, azul, cabra, etc.)
- Sal al gusto (ten en cuenta la salinidad del queso elegido)
- Pimienta blanca al gusto (opcional)
- Nuez moscada (opcional, para un toque aromático)
Empanado:
- 2 huevos grandes
- Pan rallado o panko (el panko da un crujido extra)
- Un poco de harina (para rebozar antes del empanado)
Para freír:
- Aceite de girasol o aceite de oliva suave (suficiente para freír en abundancia)
Preparación:
Preparar la bechamel base
- En una sartén o cazuela ancha, derrite los 50g de mantequilla a fuego medio. No dejes que se dore demasiado.
- Añade los 50g de harina de golpe y comienza a remover con una varilla o cuchara de madera. Cocina la mezcla durante unos 3-4 minutos. Este paso es crucial para quitar el sabor a “harina cruda”.
- Empieza a añadir la leche templada poco a poco. Al principio, solo un chorrito. Remueve bien hasta que se integre completamente. Repite el proceso gradualmente hasta ver una textura espesa y homogénea.
- Cuando la mezcla esté bien cocida y espesa, añade la sal, pimienta blanca y una pizca de nuez moscada al gusto.
Incorporar el queso
- Retira la sartén del fuego.
- Añade los 150g de queso o mezcla de quesos, cortados en trocitos pequeños o rallados. Remueve con energía hasta que el queso se haya fundido por completo y quede integrado en la bechamel.
- Prueba la mezcla y ajusta de sal si es necesario.
Enfriar la masa
- Vierte la masa caliente en una fuente ancha o bandeja (mejor si es de cerámica o cristal).
- Alisa la superficie con una espátula.
- Cubre la masa con film transparente, asegurándote de que el plástico esté en contacto directo con la masa (esto evita que se forme costra).
- Deja enfriar a temperatura ambiente y luego guarda en la nevera un mínimo de 4 horas. Si puedes, déjala reposar toda la noche para una mejor textura.
Formar las croquetas
- Una vez fría, la masa estará firme y fácil de manejar.
- Con las manos ligeramente enharinadas o usando dos cucharas, toma porciones de masa y dales forma: bolitas o cilindros, según prefieras.
- Pásalas por un poco de harina, solo una fina capa, para que el huevo se adhiera mejor.
Empanar correctamente
- Bate los huevos en un bowl.
- Coloca el pan rallado en un plato amplio.
- Pasa cada croqueta primero por huevo, luego por pan rallado. Para un empanado extra crujiente, repite el proceso: otra vez huevo y otra vez pan.
Freír las croquetas
- Calienta abundante aceite en una sartén honda o freidora. Debe alcanzar los 180°C.
- Fríe pocas croquetas a la vez para mantener la temperatura del aceite estable.
- Gira las croquetas con cuidado para que se doren de forma uniforme.
- Retíralas con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Servir
Sirve las croquetas calientes. Puedes acompañarlas con mermeladas, aliolis suaves, ensaladas frescas o simplemente disfrutarlas solas como las protagonistas que son.
Viaje regional: Cómo se hace en toda España
España es un país croquetero por excelencia y cada región ha aportado su sello a esta receta. Las croquetas de queso no son la excepción.
Andalucía: Croquetas de queso Payoyo
El queso Payoyo, originario de la Sierra de Grazalema (Cádiz), se elabora con leche de cabra payoya y oveja merina. Tiene un sabor potente, ligeramente ácido y con un toque mantecoso que enamora al instante.
Estilo andaluz:
- Se usa principalmente el queso Payoyo curado, que se ralla o se mezcla en trocitos con la bechamel.
- A veces se le añaden hierbas como orégano o tomillo para resaltar el aroma de la sierra.
- Se suele acompañar con un toque de miel o mermelada de higos para contrastar sabores.
País Vasco: Croquetas de queso Idiazábal
El queso Idiazábal es un queso de oveja ahumado, con un sabor profundo y rústico. Procede del País Vasco y Navarra, y su intensidad se convierte en una bomba de sabor dentro de la croqueta.
Toque vasco:
- Se emplea Idiazábal rallado, a veces mezclado con un poco de nata para suavizar.
- Es común servirlas junto a una copa de txakoli, el vino blanco ligeramente espumoso típico de la zona.
- Algunos las acompañan con una salsa de pimiento del piquillo o alioli suave.
Cataluña: Croquetas de queso tupí con setas
El queso de tupí es una preparación tradicional catalana hecha con queso curado macerado con licor (normalmente aguardiente) y hierbas. Su sabor es fuerte, ácido y muy peculiar.
Estilo catalán:
- Se mezcla una pequeña cantidad de queso de tupí con bechamel y se suaviza con nata o mantequilla.
- Se combinan con setas de temporada (níscalos, boletus…) o con butifarra negra para un toque más contundente.
- Se sirve con pan de coca o ensalada fresca con vinagreta de vino tinto.
Galicia: Croquetas de queso tetilla
El queso tetilla es uno de los más suaves y cremosos de España. Se derrite con facilidad y tiene un sabor lácteo, delicado y ligeramente ácido. Perfecto para una croqueta llena de sabor.
Toque gallego:
- Se mezcla directamente en la bechamel, aprovechando su cremosidad.
- Se sirve con mermelada de pimientos o cebolla caramelizada para añadir un contraste dulce.
- El maridaje típico es con un vino albariño bien frío.
Madrid: Croquetas de manchego castizo
Madrid, aunque no tiene un queso típico propio, se utiliza mucho el queso manchego, especialmente el curado. En la capital, las croquetas de queso son tradición en bares y tabernas.
Estilo madrileño:
- Se usa queso manchego curado rallado o cortado en mini daditos que se funden en la bechamel.
- Suele servirse sin grandes acompañamientos: la croqueta habla por sí sola.
- Como bebida, un vermut rojo con hielo y rodaja de naranja. Castizo total.
Canarias: Croquetas de queso majorero y mojo
El queso majorero es típico de Fuerteventura, elaborado con leche de cabra majorera. Puede encontrarse natural o con pimentón en la corteza, y tiene un sabor intenso y ligeramente picante.
Sello canario:
- Se mezcla queso majorero rallado con bechamel más fluida para una textura fundente.
- A menudo se acompañan de un mojo rojo suave como salsa.
- Son habituales en celebraciones familiares y se sirven con patatas arrugadas como guarnición.
Maridajes para croquetas de queso
Una receta de croquetas de queso puede alcanzar un nivel superior cuando se acompaña con la bebida adecuada.
Brie + cava
El queso brie es suave, cremoso y elegante. Su textura y sabor mantequilloso combina a la perfección con la acidez y el burbujeo del cava. Este vino espumoso limpia el paladar y potencia la experiencia.
Ideal para: Entrantes, celebraciones, aperitivos chic.
Consejo: Acompaña con una reducción de vino dulce o mermelada de higos para un contraste mágico.
Queso azul + vino tinto joven (mencía o tempranillo)
El queso azul tiene un sabor fuerte, salado y muy presente. Necesita un vino con carácter, pero no tan maduro como para competir. Un tinto joven, frutal y ligeramente ácido (como un mencía o un tempranillo joven) lo complementa sin robarle protagonismo.
Ideal para: Cenas, tapas intensas.
Consejo: Sirve las croquetas con nueces o peras caramelizadas. ¡Una maravilla!
Queso de cabra + cerveza IPA
El queso de cabra es ácido, atrevido y con mucho punch. Una cerveza IPA tiene amargor y fuerza, lo que equilibra perfectamente ese perfil. El resultado es una combinación provocadora y muy rica.
Ideal para: Tarde de amigos, tapeo alternativo, picoteo.
Consejo: Agrega cebolla caramelizada a la croqueta o sírvela con un toque de miel para realzar el contraste.
Queso tetilla + albariño
Galicia en estado puro. El queso tetilla es cremoso y lácteo, muy suave. El albariño, con su acidez y notas cítricas, actúa como un bálsamo fresco que potencia el sabor del queso.
Ideal para: Aperitivos ligeros, tardes calurosas, comidas al aire libre.
Consejo: Añade un toque de pimientos asados o mermelada de tomate. Perfecto para realzar la dulzura natural.
Croquetas de mezcla de quesos + vermut rojo
Cuando hay mezcla de quesos, hay complejidad. El vermut rojo, con sus notas dulces, amargas y especiadas, complementa todos esos matices y crea una experiencia redonda.
Ideal para: Aperitivos de domingo, charlas largas y sobremesas.
Acompañamientos para receta de croquetas de queso
Las croquetas de queso, por sí solas, ya son una fiesta. Pero como toda estrella, brillan aún más cuando están bien acompañadas.
Mermelada de tomate o de pimiento
El dulce y el salado son una pareja perfecta. Una mermelada casera de tomate o de pimiento rojo asado aporta un contraste increíble con quesos fuertes como el azul o el de cabra.
Cómo usarla: Coloca una cucharadita al lado de cada croqueta o incluso en la base del plato, como una cama. También puedes rellenar ligeramente el centro de la croqueta con esta mermelada si buscas un toque gourmet inesperado.
Alioli suave
El alioli tradicional puede resultar muy intenso y eclipsar el sabor del queso. Por eso, una versión más ligera, emulsionada con leche en lugar de huevo y con menos ajo, es ideal.
Cómo usarlo: Sirve una pequeña porción al lado de las croquetas. Combina especialmente bien con quesos curados o ahumados.
Ensalada verde con vinagreta de miel
Después de varias croquetas, el cuerpo pide algo fresco. Una ensalada con hojas tiernas (rúcula, canónigos, espinaca baby) y una vinagreta con toques dulces como miel o mostaza a la antigua es perfecta.
Idea extra: Añade frutos secos tostados o fruta deshidratada para más textura y contraste.
Patatas al romero
Nada más rústico y delicioso que unas patatas al horno con piel, aceite de oliva, ajo y romero fresco. Su sabor terroso y su textura crujiente por fuera y tierna por dentro combinan con cualquier tipo de croqueta.
Sugerencia: Puedes servir las patatas como base de una tabla para presentar tus croquetas encima. Rústico y espectacular.
Pan crujiente o focaccia
A veces, lo que necesitas es un vehículo. Un pan crujiente recién horneado o una focaccia aromatizada con hierbas puede transformar las croquetas en un bocadillo ideal.
Opciones:
- Bocadillo de croqueta con lechuga y mayonesa suave
- Tosta de croqueta con cebolla caramelizada y reducción de balsámico
Unas croquetas diferentes de Solo de Croquetas
Si ya te metiste en faena para hacer tu propia receta de croquetas de queso, ¿por qué no probar otras que complementen la experiencia? En nuestra web tienes sabores de croquetas increíbles como morcilla con manzana, chipirones en su tinta o chorizo. Una mezcla entre lo casero y lo gourmet que convierte una cena en una cata.
Consejo: Sirve diferentes croquetas en una tabla de madera, acompaña con distintas salsas y sorprende a tus invitados con un menú degustación.
¡Ya puedes hacer tu propia receta de croquetas de queso!
Y así, una simple croqueta de queso se convierte en experiencia, cultura, humor, historia y mucho amor. Porque sí: la croqueta de queso bien hecha puede cambiar el día, la semana y hasta el mes entero. Y si algún día te sientes mal… haz croquetas. O cómpralas. Pero nunca te quedes con las ganas.