
Recetas fáciles para acompañar croquetas
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¿Sabes ese momento mágico en el que alguien grita: “¡hay croquetas!”?
Es como una llamada a la felicidad que activa todos los sentidos. Pero acto seguido, llega la gran pregunta: ¿Y qué pongo con ellas? Porque sí, podrías servir un plato lleno solo de croquetas y sería una fiesta, pero… a veces queremos dar un paso más.
A veces queremos que esa cena parezca pensada, aunque en realidad hayamos abierto el horno y el frigo y simplemente tirado de recursos para hacer recetas fáciles que parecen de restaurante.
Y ¿sabes qué es lo mejor? No hace falta ser un chef con estrella Michelín ni tener una cocina que parece un laboratorio de ciencia. Solo necesitas un poco de organización, ideas frescas, recetas fáciles y mucho amor a las croquetas. Porque si ellas brillan, tú también.
Cómo organizarte para cocinar rápido toda la semana con recetas fáciles
Aquí no venimos a hablar de soufflés imposibles ni de técnicas de fermentación. Aquí venimos a hablar de supervivencia croquetera con estilo. Porque la vida ya tiene suficientes complicaciones como para añadirle una espinaca salteada a las 10 de la noche.
1. Haz un menú semanal croquetero
Planifica tu semana como si fueras un entrenador de élite… pero en lugar de futbolistas, tus titulares son las croquetas. La clave es rotar los acompañamientos y mantener la base.
Ejemplo de planificación:
- Lunes: croquetas + ensalada fresca
- Martes: croquetas + arroz con verduras
- Miércoles: croquetas + puré suave
- Jueves: croquetas + crema templada
- Viernes: croquetas + pan gourmet
- Sábado: croquetas + tostas con algo especial
- Domingo: croquetas + lo que sobre del resto
El truco está en quitarte de encima la “crisis del qué como hoy” y parecer una persona organizada (aunque solo tú sepas que lo hiciste en 10 minutos un domingo con sueño).
2. Cocina en lote: batch cooking sin drama
Batch cooking suena muy healthy influencer, pero aquí es más bien “cocina dominguera de andar por casa”. Dedica una hora el domingo para preparar:
- Verduras al horno (calabacín, berenjena, pimiento)
- Arroz blanco o integral
- Pasta cocida
- Huevo duro (sí, aguanta varios días)
- Aliños y vinagretas
Lo vas guardando en tuppers y ya tienes combinaciones para toda la semana. Croquetas con arroz, con verduritas, con un poco de huevo rallado… Fácil, rico y sin complicaciones.
3. Congela tus aliados
Tener tu arma secreta en el congelador es como ser Batman, pero en la cocina.
Purés, cremas, caldos… los descongelas y tienes el acompañamiento ideal. Puntos extra si haces “cubitos de caldo” en moldes de hielo. Parece de genio y lo es.
4. Ten básicos siempre en casa
Esto debería enseñarse en el colegio:
- Huevos
- Tomates cherry
- Lechuga
- Yogur natural
- Pan decente
- Queso en lonchas o rallado
Con esto y croquetas tienes más combinaciones que un cubo Rubik.
5. Usa el horno (aunque te dé pereza)
Es tu mejor amigo invisible. Corta unas verduras, pon aceite y sal, mételo en el horno y a seguir con tu vida. Cuando te des cuenta, tienes una guarnición perfecta y crocante, que huele a hogar.
6. Reutiliza sobras con estilo
Las sobras no son fracaso, son evolución. ¿Te sobró arroz? Haz unas bolitas y pásalas por la sartén. ¿Puré del día anterior? Añade especias, cambia el recipiente y… ¡nuevo plato!
Recetas sin horno, sin batidoras y sin dolores de cabeza
Porque hay días en los que simplemente no quieres mover ni un dedo más de lo necesario. No quieres fregar, no quieres triturar, no quieres encender el horno, ni sentirte en Master Chef.
Lo único que quieres es comer bien, rápido y sin drama. Para eso están estas recetas fáciles, ricas y diseñadas para que acompañen tus croquetas como si hubiesen nacido para ello.
1. Ensalada caprese rápida
Un clásico italiano con apenas cuatro ingredientes, pero que tiene el poder de hacerte sentir en una terraza en la Toscana. Combina perfectamente con croquetas de pollo, jamón o incluso queso.
Ingredientes:
- Tomates maduros (mejor si son tipo pera o kumato)
- Mozzarella fresca (evita la de bolsa rallada, por favor)
- Hojas de albahaca fresca
- Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta
Tip: si quieres que se vea aún más bonito, monta la ensalada en forma de espiral alternando los colores. Y si tienes un toque de vinagre balsámico, un chorrito le da elegancia instantánea.
2. Couscous instantáneo con limón y hierbas
Rápido como un rayo y fresco como una ensalada veraniega. El couscous es el comodín perfecto para platos donde no quieres pasarte de vueltas. No necesita cocción, solo agua caliente y cariño.
Ingredientes:
- Couscous instantáneo
- Agua caliente
- Limón (zumo y ralladura)
- Perejil, menta o cilantro
- Aceite de oliva y sal
Preparación: vierte agua caliente sobre el couscous, tapa, espera 5 minutos y desgránalo con un tenedor. Añade limón, hierbas y aceite. Ligero, aromático y versátil. Ideal con croquetas especiadas o de pescado.
3. Hummus exprés (del comprado, sin vergüenza)
Que nadie te diga que comprar hummus es hacer trampa. Aquí venimos a sobrevivir con dignidad. Y con buen sabor.
Cómo servirlo bien:
- Colócalo en un bol bonito
- Haz un remolino con una cuchara para que parezca más casero
- Añade un chorrito de aceite de oliva por encima
- Espolvorea pimentón dulce o comino
Puedes usarlo como dip para acompañar croquetas o como base para una tosta. Queda increíble con croquetas de espinacas, morcilla o curry.
4. Pimientos del piquillo con ajo
Una de esas recetas fáciles que parece de restaurante, pero que puedes hacer medio dormido. El truco está en el sabor intenso de los pimientos ya asados.
Ingredientes:
- Pimientos del piquillo (de bote, claro)
- Ajo (uno o dos dientes)
- Aceite de oliva
Preparación: sofríe el ajo muy picado en una sartén, añade los pimientos escurridos y caliéntalos unos minutos. Puedes dejarlos enteros o cortarlos en tiras. Son el acompañamiento perfecto para croquetas de bacalao o queso manchego.
5. Arroz blanco “nivel dios”
Hacer arroz blanco no tiene por qué ser aburrido. Con dos o tres toques puedes convertirlo en una base que potencie tus croquetas como si estuvieras en un gastrobar.
Truco maestro:
- Añade una cucharadita de mantequilla o aceite de oliva al final
- Agrega perejil fresco picado y un toque de ajo en polvo
- Si te animas, unas almendras laminadas tostadas encima
Ideal con croquetas de setas, jamón o incluso croquetas dulces. ¿Aún no haz probado las croquetas dulces? En nuestra web puedes encontrar sabores increíbles como carrot cake, red velvet, oreo con chocolate blanco y más.
6. Pepino con yogur y menta
Una mezcla refrescante, ligera y con un puntito exótico. Es como una siesta para tus papilas gustativas después de la intensidad de las croquetas.
Ingredientes:
- Pepino (pelado y cortado en cubos pequeños o rallado)
- Yogur natural o griego
- Menta fresca picada
- Sal y un chorrito de limón
Uso: sírvelo como ensalada o como una especie de salsa para mojar las croquetas. Funciona genial con croquetas especiadas, de rabo de toro o incluso las vegetarianas.
Menús semanales fáciles para acompañar croquetas
Organizar un menú semanal que gire en torno a croquetas no solo es posible, sino deseable. Es práctico, rico y te convierte en una persona que claramente tiene sus prioridades bien ordenadas. Ya no tendrás que pensar “¿qué hago hoy con estas croquetas?”, solo seguir esta guía.
Lunes: Croquetas de pollo + ensalada de rúcula y parmesano
Arrancar la semana con ligereza no significa renunciar al sabor. Las croquetas de pollo, suaves y clásicas, combinan perfectamente con una ensalada fresca de rúcula y lascas de parmesano. El amargor sutil de la rúcula se equilibra con la intensidad del queso. ¡Espectacular!
Consejo: añade unas nueces picadas o unas gotas de reducción de vinagre balsámico si te sientes creativo. Este plato da sensación de restaurante sin salir de casa.
Martes: Croquetas de setas + arroz integral con verduras
Las croquetas de setas tienen ese sabor profundo y terroso que recuerda a paseos por el bosque en otoño. Acompañarlas con un arroz integral cocido con zanahoria, pimiento rojo y calabacín salteados potencia esa sensación de cocina natural y reconfortante.
Tip: añade un poco de aceite de trufa o unas hojas de tomillo para elevar el plato al siguiente nivel. Un menú vegetariano sin sacrificios.
Miércoles: Croquetas de bacalao + puré de patata casero
La combinación de mar y tierra por excelencia. Las croquetas de bacalao, intensas pero equilibradas, piden a gritos una base suave que las abrace y nada mejor que un buen puré de patata casero. Si le añades un poco de ajo asado o cebollino picado, ya rozas la perfección.
Alternativa: puedes usar boniato en lugar de patata para un sabor más dulce. Queda espectacular.
Jueves: Croquetas de queso de cabra+ crema de calabaza
Este es el día para los valientes. Las croquetas de queso de cabra tienen personalidad, intensidad y un punto rebelde. Pero si las sirves sobre una crema suave de calabaza, todo se equilibra.
Truco gourmet: añade un toque de jengibre o nuez moscada a la crema para darle profundidad.
Viernes: Croquetas de jamón + couscous con limón y hierbas
Terminamos la semana con energía. Las croquetas de jamón, saladas y sabrosas, combinan muy bien con la frescura de un couscous ligero aliñado con zumo de limón, ralladura, perejil y un chorro de aceite de oliva. Este plato refresca, equilibra y da alegría.
Opción veraniega: añade daditos de pepino y tomate para transformarlo en una especie de tabulé.
Sábado: Croquetas de chipirón + tostas de pan rústico con alioli suave
El fin de semana merece un menú más especial, con aires de tapeo y celebración. Las croquetas de chipirón, con ese sabor a mar intenso, maridan muy bien con una buena tosta de pan rústico ligeramente tostado y una capa fina de alioli suave. Es un bocado potente, redondo y perfecto para compartir.
Recomendación: sírvelo con unas aceitunas y una cerveza fría. No se necesita más para ser feliz.
Este menú semanal no solo resuelve tus comidas, transforma tu semana en una experiencia croquetera de primer nivel. Y lo mejor: cada día tienes una excusa para comer croquetas, que no tienes que prepararlas porque te las llevamos a casa, solo tienes que pedirlas en nuestra web.
Ensaladas rápidas que no roban protagonismo
En el universo croquetero, las ensaladas cumplen un rol vital: aportar frescura, textura y equilibrio al plato sin robar protagonismo. Deben ser discretas pero ricas, complementarias y, sobre todo, fáciles de preparar.
1. Ensalada de rúcula, pera y nueces
Una combinación que mezcla amargor, dulzor y crocante. La rúcula tiene ese puntito picante que realza sabores; la pera aporta dulzor jugoso y las nueces le dan textura y cuerpo.
Aliño recomendado: aceite de oliva, unas gotas de limón y un toque de miel. Perfecta con croquetas de jamón, pollo o incluso foie.
Consejo extra: si quieres ir un paso más allá, añade un poco de queso curado rallado o parmesano en lascas.
2. Ensalada de espinacas con champiñones crudos
Una mezcla menos común, pero sorprendentemente ricas. Las espinacas aportan volumen y suavidad, mientras que los champiñones crudos, laminados muy finitos, dan una textura carnosa y un sabor muy suave que armoniza con croquetas intensas.
Aliño recomendado: mostaza suave, vinagre de vino blanco y aceite de oliva. Ideal para croquetas de queso azul, boletus o morcilla.
3. Ensalada griega sin complicaciones
Tomate en cubos, pepino en medias lunas, cebolla roja en juliana, aceitunas negras y cubos de queso feta. Este clásico griego es fresco, salino y crujiente.
Aliño típico: aceite de oliva virgen extra, orégano seco, sal gruesa. Va genial con croquetas de pescado, chipirones o bacalao.
Variante: añade un poco de limón si quieres potenciar la frescura.
4. Ensalada de tomate con cebolla morada y orégano
La sencillez llevada al máximo nivel. Usa buenos tomates, maduros y jugosos, y cebolla morada crujiente. Es una ensalada que aporta acidez y textura sin competir con el sabor de la croqueta.
Aliño recomendado: sal gruesa, orégano seco, aceite de oliva y un toque de vinagre de Jerez. Marida de maravilla con cualquier croqueta tradicional.
5. Ensalada de zanahoria rallada y naranja
Una mezcla refrescante, ligeramente dulce y con mucho color. La zanahoria crujiente se complementa con los gajos de naranja jugosa y un aliño cítrico que da alegría al plato.
Aliño ideal: aceite de oliva, comino molido, zumo de naranja y un chorrito de limón. Ideal para croquetas de queso, espinacas o bacalao.
Consejo: añade unas pasas o arándanos secos si quieres darle un giro más gourmet.
6. Ensalada de col con yogur y limón
Una versión más ligera del clásico coleslaw. Utiliza col blanca y morada cortada en tiras finas y mézclala con una salsa de yogur natural, limón y sal.
Toque especial: añade semillas de amapola o sésamo, o incluso un poco de manzana rallada para un contraste dulce.
Es perfecta para croquetas especiadas, de cordero o incluso croquetas picantes.
Panes y tostas que hacen magia
Si las croquetas son el alma de la fiesta, el pan es el DJ que las hace brillar. No hablamos de cualquier pan: aquí hablamos de tostas pensadas, combinaciones gourmet y maridajes paneros que complementan muy bien las croquetas. La textura, el sabor, el contraste… todo importa.
1. Pan de centeno con crema de aguacate
El pan de centeno tiene un sabor más rústico, ligeramente ácido, que contrasta perfectamente con la suavidad del aguacate y la intensidad de ciertas croquetas. Untas el aguacate (tipo guacamole, pero sin liarte demasiado), colocas dos croquetas encima y coronas con cebolla frita crujiente, de esas recetas fáciles que parecen complejas por lo rica que es.
Pro tip: unas gotas de lima o un toque de chile suave en el aguacate le dan un punto increíble. Va de maravilla con croquetas de pollo, curry o queso curado.
2. Pan de cristal con tomate rallado
Un clásico catalán reinventado para las croquetas. El pan de cristal, fino y crujiente, se convierte en una base perfecta para unas croquetas recién horneadas. Ralla un tomate bien maduro, aliña con aceite de oliva y sal y úntalo sobre el pan. Coloca encima una croqueta de jamón ibérico o chorizo… y llora de emoción jajaja.
Consejo: si le pasas un diente de ajo por el pan antes de añadir el tomate, te acercas peligrosamente a la perfección.
3. Brioche con mostaza
Este pan, de textura suave y sabor ligeramente dulce, combina genial con croquetas intensas, como las de queso decabra, sobrasada o cecina. Tosta ligeramente el brioche para que quede crujiente por fuera y tierno por dentro, y úntalo con mostaza suave o incluso con mostaza de miel para un efecto dulce-picante.
Extra: una hoja de rúcula o canónigos entre el pan y la croqueta añade frescor y elegancia al conjunto.
4. Tosta con hummus y pimentón
El hummus ya se ha ganado un sitio fijo en nuestras despensas, pero en una tosta es pura magia. Usa pan integral, unta una capa generosa de hummus, espolvorea pimentón (dulce o picante según lo atrevido que seas) y coloca encima una croqueta vegetal o de garbanzos.
Truco gourmet: añade unas semillas de sésamo negro o un chorrito de aceite de sésamo por encima para un rollito más oriental.
5. Pan integral con alioli ligero
Esto es una advertencia: si pruebas este combo, es probable que no quieras volver a comer croquetas sin alioli. El pan integral aporta firmeza y un punto de rusticidad, el alioli le da cremosidad y el punch del ajo y la croqueta se convierte en el centro de atención.
Recomendación: elige croquetas de bacalao o setas para este maridaje. Añadir un toque de limón al alioli puede suavizar el ajo y hacerlo aún más fresco.
Qué NO poner jamás con croquetas
Las croquetas son versátiles, adorables y soportan casi cualquier compañía… casi. Porque sí, hay combinaciones que simplemente no funcionan. Ya sea por exceso de intensidad, incompatibilidad de texturas o una batalla de sabores donde la croqueta siempre pierde, hay cosas que es mejor mantener alejadas del plato.
1. Ensaladas dulzonas (piña, mango, frutas tropicales)
¿Quién no ha probado alguna vez una ensalada con piña o mango? En su contexto tropical, son fantásticas. Pero al lado de una croqueta… no. El dulzor excesivo rompe el equilibrio salado que la croqueta construye con tanto cariño. La piña y el mango brillan demasiado y opacan todo lo demás, como ese invitado que grita en una cena íntima.
Conclusión: si vas a usar frutas, que sean con mesura y combinadas con ingredientes neutros o salados. La croqueta quiere amigos discretos, no protagonistas de telenovela.
2. Cremas muy densas (lentejas, fabada, potajes pesados)
Si ya tienes una croqueta —que es una bomba de sabor, textura y (delicioso) empanado—, no necesitas sumarle otra bomba de cuchara. Fabada + croqueta = siesta obligatoria + digestión eterna.
Problema: las cremas pesadas se comen la textura, saturan el paladar y anulan el contraste. Una croqueta con algo tan denso pierde su magia.
Alternativa: opta por cremas ligeras como calabaza, calabacín o zanahoria. Deja los platos de cuchara para otro día.
3. Salsas muy picantes
El picante tiene su lugar en el mundo. Pero la croqueta es una criatura noble, hecha para disfrutarse con todos los sentidos. Las salsas muy picantes, tipo tabasco en estado salvaje o salsa habanera sin freno, solo consiguen anestesiar el gusto y desatar incendios bucales.
Resultado: no saboreas la croqueta. Solo sufres. Y si vas a sufrir, que no sea por una bolita de bechamel rebozada, por favor.
Mejor opción: un picante suave, tipo pimentón ahumado o una mostaza con chispa, que acompañe sin arrasar.
4. Platos con demasiadas especias (currys, tikka masala, etc.)
A todos nos gusta una explosión de sabores de vez en cuando. Pero mezclar una croqueta con un curry super especiado, es como mezclar flamenco con death metal: interesante, pero no para todos los públicos.
Riesgo: se crea una batalla de sabores donde nadie gana.
Sugerencia: si vas a jugar con especias, hazlo con sutileza. Un fondo de comino, un toque de cúrcuma… pero no le eches toda la despensa encima.
5. Pan industrial
Sabemos que el pan puede salvar cualquier comida. Pero también puede arruinarla. Usar pan de molde sin tostar, sin textura, sin carácter… es casi un crimen contra la croqueta.
Razón: el pan debe ser aliado, no relleno. Si no aporta nada, mejor ni lo pongas.
Recomendación: busca panes con buena miga, algo de corteza y personalidad. Un pan de masa madre, una tosta crujiente, incluso un mollete bien hecho. La croqueta lo agradecerá.
6. Acompañamientos muy grasientos (fritos, rebozados, etc.)
Sí, todos amamos unas buenas patatas fritas. Pero si ya tienes una croqueta, ¿de verdad necesitas otro frito al lado?
Problema: el exceso de grasa no solo satura el plato, sino que anula las sutilezas. Las croquetas merecen equilibrio, no un baño de aceite sin control.
Alternativa: usa contrastes ligeros: verduras al vapor, ensaladas crujientes, tostas frescas o salsas suaves.
Recetas fáciles y croquetas como estilo de vida
Si has llegado hasta aquí, ya estás un paso más cerca del club de crewqueter@s. La croqueta no es solo comida. Es cultura, cariño, el “te he preparado algo rico” en forma de bolita dorada.
Y si quieres vivir la experiencia completa, en Solo de Croquetas tienes todo lo que necesitas. Croquetas de autor, sabores increíbles y la garantía de que cualquier combinación de este recetario va a ser un éxito.
Porque al final, de lo único que te vas a arrepentir… es de no haber cogido una croqueta más.