Croquetas típicas en diferentes países: un crujiente viaje alrededor del mundo

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Si pensabas que las croquetas eran solo “esas bolitas de bechamel y jamón que hacía tu abuela”, tengo otras noticias: el mundo entero está croquetero perdido. Sí, las croquetas son como el reguetón: han conquistado todos los rincones, cada cultura las ha versionado a su manera y siempre hay alguien que dice: “las mías son las mejores”.

Hoy nos ponemos el babero viajero y te llevamos de tour para descubrir cómo se comen las croquetas en España, Francia, Japón y Latinoamérica. Así que ajusta bien el cinturón (de tu pantalón, porque va a sufrir) y prepárate para un viaje crujiente.

España: la patria croquetera

En España, la croqueta no es un plato: es religión. Está en los bares, en las casas, en las fiestas familiares y hasta en los caterings más pijos. Aquí, las croquetas tienen una identidad clara: bechamel cremosa por dentro y rebozado crujiente por fuera.

  • Las clásicas: jamón ibérico (las de tu abuela que sabían a gloria).

  • Las de aprovechamiento: cocido, pollo asado del día anterior, pescado… nada se tira, todo se hace croqueta.

  • Las modernas: boletus, trufa, rabo de toro, chipirones… hasta croquetas líquidas que explotan en la boca como si fueran ciencia ficción.

Lo mejor de España es que hay tantas croquetas como bares. En serio, prueba a entrar en cualquier tasca: 99% de posibilidades de que haya croquetas en la pizarra. Y si no, huye, porque algo raro pasa.

👉 Curiosidad: en 2025, Madrid y Barcelona ya tienen hasta rutas gastronómicas solo de croquetas. ¿Quién necesita tapas variadas cuando puedes hacer un maratón croquetero?

Francia: las “croquettes” más elegantes

Los franceses también tienen su versión, y claro, como todo lo francés, suena chic. Aquí se llaman “croquettes” (con acento nasal, por favor) y suelen servirse más como acompañamiento que como tapa independiente.

La diferencia clave es que en Francia las croquetas no siempre llevan bechamel, sino más bien un relleno más sólido:

  • Las de patata son las estrellas (tipo puré empanado y frito).

  • También hay de pescado, pollo o queso.

  • Suelen servirse como guarnición en menús más formales.

Imagínate un plato francés: carne al vino, verduritas al vapor y… unas croquettes doraditas al lado. ¿Te lo esperabas? Pues sí, el glamour parisino también se rinde a la fritanga.

👉 Dato foodie: en Bélgica, que juega en la misma liga francófona, son fans de la croquette de crevettes (croqueta de gambas). Una delicia que cruje por fuera y sabe a mar por dentro.

Japón: las “korokke”

Y ahora cruzamos medio planeta hasta Japón, donde las croquetas se llaman “korokke”. Como todo lo nipón, tienen su propio estilo y, spoiler: están buenísimas.

  • La base suele ser patata machacada o una mezcla con carne picada.

  • El rebozado se hace con panko, ese pan rallado japonés que deja un crujiente nivel dios.

  • Se comen como street food en puestos callejeros o se encuentran listas en cualquier konbini (tienda 24h japonesa).

Lo flipante es cómo los japoneses las han adaptado a su cultura. Hay korokke con curry, korokke de calabaza kabocha, incluso korokke con relleno de cangrejo.

👉 Fun fact: en Japón, muchas familias preparan korokke como “plato casero de diario”, al nivel de nuestro “arroz a la cubana”. Así que si un día te invitan a cenar en casa de una abuelita japonesa y saca korokke, considérate parte de la familia.

Latinoamérica: pasión croquetera tropical

En Latinoamérica también se han enamorado de la croqueta, pero con ese toque caribeño y latino que lo convierte todo en fiesta.

  • Cuba: croquetas de jamón serrano o pollo, muy populares como snack rápido en cafeterías. Son más pequeñas y compactas que las españolas.

  • Argentina: con su tradición carnívora, no podían faltar croquetas de carne, pero también de espinaca y queso.

  • Colombia: allí brillan las croquetas de yuca (sí, hechas con yuca en vez de patata). Una bomba de sabor y textura que tienes que probar.

  • México: porque todo en México mejora con picante, claro que hay croquetas con jalapeños o chipotle. 🌶️

La gracia es que cada país adapta la croqueta a su producto estrella. Y aunque la receta varíe, el concepto es el mismo: una explosión crujiente que cabe en la mano.

👉 Curiosidad foodie: en Latinoamérica también se usa mucho la croqueta como “street food” para acompañar bebidas. Una cerveza fría + croquetas = combo ganador en cualquier rincón del mundo.

Está claro: la croqueta también es ciudadana del mundo

Después de este viaje queda clarísimo: la croqueta no entiende de fronteras. Da igual si se llama croqueta, croquette o korokke, si es de jamón, patata, yuca o curry. Lo importante es que existe y que nos hace felices.

En España nos enorgullecemos de ser los reyes del tema, pero la realidad es que cada país ha sabido adaptarla a su estilo, y eso solo demuestra una cosa: la croqueta es el lenguaje universal de la felicidad.

Así que ya sabes: la próxima vez que viajes, en lugar de buscar el monumento más famoso, hazlo bien y busca dónde se comen croquetas locales. Porque los recuerdos se desvanecen, pero el sabor crujiente se queda para siempre. 😉

Y tú, ¿te animas a hacer una “croquetada internacional” en casa probando la versión española, francesa, japonesa y latina? ¡Atrévete y luego nos cuentas cuál ganó!

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