Croquetas para curar la resaca del 1 de enero

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El 1 de enero no es un día normal. Es una mezcla extraña entre domingo eterno, lag mental y necesidad urgente de cariño en forma de comida caliente.

Te despiertas tarde.
No sabes qué hora es.
El grupo de WhatsApp arde con mensajes tipo “¿estás viva?” y “nunca más vuelvo a beber” (mentira).

Y ahí, justo ahí, aparece la pregunta clave:
¿qué se come hoy?

La respuesta correcta no es ensalada.
Ni detox.
Ni caldo “ligero”.

La respuesta es clara, redonda y rebozada: croquetas.

Porque si algo puede curar una resaca emocional, física y espiritual, son unas croquetas bien hechas, calientes, crujientes y sin juicio alguno.

Las croquetas son el mejor antídoto contra la resaca

La ciencia no lo ha estudiado (todavía), pero el cuerpo lo sabe. Después de una noche larga, tu organismo pide tres cosas muy concretas:
grasa, carbohidrato y felicidad.

¿Y qué es una croqueta? Exacto. Un abrazo frito que cumple los tres requisitos.

Las croquetas funcionan porque:

  • Son suaves por dentro (el estómago lo agradece).

  • Son crujientes por fuera (el cerebro despierta).

  • Se comen sin esfuerzo ni grandes decisiones vitales.

No necesitas pensar. Solo coger una, morder y dejar que la bechamel haga su trabajo.

Además, tienen algo muy importante el día 1: no exigen conversación.
Puedes comer en silencio, en pijama, con gafas de sol si hace falta. Las croquetas entienden tu estado.

El momento exacto para comerlas (y cómo hacerlo bien)

El 1 de enero tiene varias fases, y las croquetas encajan en todas. Pero hay una franja horaria especialmente mágica:
entre las 13:30 y las 16:00.

Es ese momento en el que ya no estás dormido, pero tampoco funcional. Ahí es donde las croquetas entran como salvadoras.

Cómo comerlas sin sufrir:

  • Nada de prisas.

  • Nada de platos complicados.

  • Nada de sentarse “formal”.

Bandeja al centro.
Servilletas abundantes.
Bebida fría (agua, refresco o cerveza suave, nadie juzga).

Y muy importante: no intentes ser valiente.
Empieza con sabores suaves. Luego ya veremos.

Las mejores croquetas para resaca

No todas las croquetas curan igual. El orden importa. El sabor importa. Tu estómago manda.

Aquí va una selección infalible para el día 1:

  • Croqueta de pollo
    La más terapéutica. Suave, conocida, segura. Es la que te dice: “todo va a ir bien”.

  • Croqueta de jamón
    Clásica, reconfortante y con sal suficiente para devolverte a la vida.

  • Croqueta de cocido
    Nivel experto en recuperación. Es básicamente un plato de cuchara disfrazado.

  • Croqueta de queso suave
    Perfecta cuando el cuerpo pide algo cremoso pero no agresivo.

  • Croqueta veggie (patata, espinacas, calabaza)
    Para cuando ya te notas un poco mejor y quieres equilibrio sin drama.

  • Croqueta potente (queso azul, chorizo)
    Solo si has pasado la primera fase. Esto es ya el “estoy volviendo a ser persona”.

Pro tip: evita el picante en la primera tanda.
No es el día. Confía.

Salsas y acompañamientos que ayudan

El 1 de enero no es día de experimentar fuerte. Las salsas deben acompañar, no invadir.

Las mejores aliadas:

  • Alioli suave (muy suave).

  • Mayonesa casera ligera.

  • Ketchup sin complejos (sí, funciona).

Evita:

  • Salsas muy ácidas.

  • Picantes intensos.

  • Cosas “demasiado gourmet” que exijan atención.

Y como acompañamiento ideal: pan blanco, patatas fritas simples o absolutamente nada. Las croquetas ya hacen suficiente.

Croquetas y pijama: el plan perfecto del día 1

Este punto es importante: las croquetas saben mejor en pijama.

El 1 de enero es el único día del año en el que está socialmente aceptado:

  • comer tarde

  • no arreglarse

  • repetir sin preguntar

  • y pasar horas en el sofá

Las croquetas encajan perfectamente en ese mood.
No requieren mantel.
No requieren cubiertos.
No requieren energía social.

Son el alimento ideal para ver películas sin pensar, para hablar a medias, para reírte de lo que hiciste anoche y para prometerte que “este año vas a cuidarte más” mientras coges otra.

Empieza el año como se merece (sin culpas)

El 1 de enero no es para exigirte nada.
Es para cuidarte.
Para reconectar contigo.
Para comer algo que te haga sentir bien sin pedirte explicaciones.

Las croquetas no curan la resaca médica (ojalá),
pero curan la resaca emocional, que es casi peor.

Te devuelven al presente.
Te hacen sonreír sin querer.
Y te recuerdan que empezar el año con placer también cuenta como propósito.

Así que este 1 de enero, cuando alguien te diga:
“¿No vas a comer algo más ligero?”

Tú mírale, sonríe y piensa:
👉 ligero es el alma cuando hay croquetas.

🥟✨ Feliz año nuevo. Y que la resaca te pille siempre con bechamel cerca.

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