¿Creéis que la fecha en la que volví de vacaciones fue casualidad?
Para nada. 😎
Volví justo a tiempo para poder probar la croqueta de cheddar con champiñones, chorizo y jalapeños.
Al principio ese nombre tan largo me recordó a cuando mi novio se pide un bocadillo.
Me explico. Suele ser algo así como:
“Por favor, para mí un bocata de lomo a la plancha, queso, bacon, huevo frito, pimientos de padrón y mayonesa”
Como podréis imaginar, a los pobres camareros siempre les explota la cabeza y mi cara es un poema.
Ahora bien, su bocata siempre es el que más bueno está. Todo sea dicho.
Yo a los 5 minutos pidiéndole que me lo cambie por mi tostada de aceite y sal:
Pues eso es justo lo que ha ocurrido con esta croqueta.
Le han puesto demasiadas cosas ricas y ha salido una auténtica CRO-QUE-TA-ZA
Sería la típica que se pediría mi chico y acabaría comiéndome yo. Porque las relaciones tienen que ser 50/50. Uno pide la croqueta y el otro se la come.
¿No? ¿No era así?
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