Los mejores bares de croquetas en Madrid (y otras ciudades)
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Si hay algo que une a todos los españoles —más allá del fútbol, el sol y discutir por la tortilla con o sin cebolla— es la pasión por las croquetas.
Ese bocado dorado, crujiente, con corazón cremoso que levanta pasiones, amistades y hasta rivalidades (“las de mi abuela son las mejores”, dicen todos).
Pero, más allá de las croquetas caseras, hay una legión de bares que han elevado este plato a nivel arte. Sitios donde las croquetas no son una tapa más, sino la estrella del menú.
Así que, si eres de los que no perdonan una ración croquetera cuando salen de cañas, aquí tienes tu guía definitiva de los mejores bares de croquetas de Madrid (y unas cuantas joyas en otras ciudades).
Cinturón flojo, servilleta en mano, y a disfrutar.
1. Solo de Croquetas (Madrid)
Empezamos por casa, porque no se puede hablar de croquetas sin mencionar Solo de Croquetas.
Un templo donde este manjar redondo es protagonista absoluto: más de 30 sabores distintos (sí, treinta), desde los clásicos hasta los más locos.
🍴 Destacadas:
Jamón ibérico (el clásico que nunca falla)
Cachopo (nivel “no puede ser que esto sea una croqueta”)
Pollo al curry, chipirones, morcilla con manzana, pizza, rabo de toro…
Y, atención, las croquetas dulces: tarta de queso, oreo con chocolate blanco o crema catalana
💡 El local tiene rollo moderno, buena música y ambiente joven. Es el sitio perfecto para ir con amigos, hacer un “ranking croquetero” y decidir cuál es la mejor (spoiler: acabarás pidiendo otra ronda).
📍 Dónde: Calle de Echegaray y Av. Reina Victoria, Madrid
📱 Extra: También puedes pedirlas a casa (envíos a toda España)
2. Casa Labra (Madrid, Sol)
Un clásico entre clásicos. Casa Labra es una taberna histórica que lleva sirviendo croquetas desde 1860 (sí, cuando todavía no existía ni la palabra “foodie”).
Su especialidad son las croquetas de bacalao, con una textura melosa y un rebozado fino que te teletransporta al Madrid más castizo.
Ideal para acompañarlas con una caña fría mientras ves pasar a medio centro de la ciudad.
📍 Dónde: Calle Tetuán, 12 (al lado de Sol).
💡 Consejo: ve pronto. No reservan y las croquetas vuelan literalmente.
Arzábal (Madrid, Retiro y Museo Reina Sofía)
Si existe la alta cocina croquetera, está en Arzábal.
Sus croquetas de jamón ibérico con leche de oveja Latxa son pura mantequilla en la boca. Cremosas, elegantes y con un punto de sabor que hace que el jamón se sienta protagonista sin ser pesado.
🍴 Son las croquetas que pides con una copa de vino y piensas: “vale, la vida tiene sentido”.
📍 Dónde: Retiro (Av. de Menéndez Pelayo) y Museo Reina Sofía.
💡 Consejo: reserva, que siempre está lleno.
4. La Maruca (Madrid, Castellana y Velázquez)
Otro clásico moderno. La Maruca sirve croquetas de carne de cocido que te devuelven a los domingos de casa de tu madre, pero con toque gastro.
Tienen textura sedosa, sabor profundo y ese rebozado que cruje sin empapar. Son el equilibrio perfecto entre tradición y sofisticación.
🍷 Ideal para una comida más formal o una cena con amigos que aprecian una buena tapa.
📍 Dónde: Castellana 212 y Velázquez 54.
💡 Si vas, pide también la tortilla de patatas: se lleva muy bien con las croquetas
5. Bodega de la Ardosa (Madrid, Malasaña)
De las de toda la vida, con solera y cerveza bien tirada.
Aquí las croquetas no necesitan presentación ni filtro de Instagram. Son caseras, contundentes y sabrosas.
La de jamón es mítica, pero también preparan de bacalao y otras variedades que cambian según el día.
📍 Dónde: Calle Colón, 13.
Ambiente castizo, camareros de los que saben, y el tipo de lugar que huele a historia y fritura buena.
6. Ultramarinos Quintín (Madrid, Jorge Juan)
El sitio ideal si quieres una experiencia más cool sin renunciar a lo de siempre.
Su versión de la croqueta de jamón es pura elegancia, cremosa y con ese punto de “parece simple, pero no lo es”.
El local es precioso, mezcla de restaurante y tienda gourmet, con una estética de revista.
Perfecto para un plan de domingo con amigos o pareja.
📍 Dónde: Calle Jorge Juan, 17.
7. Bar Néstor (San Sebastián)
Cambiamos de ciudad, pero seguimos con el nivel por las nubes.
San Sebastián no solo tiene los mejores pintxos del país, también algunas de las croquetas más memorables.
En el Bar Néstor, la de jamón y la de txangurro (centollo) son de llorar de emoción.
Cremosas, pequeñas joyas que resumen el espíritu del norte: producto, sabor y cariño.
📍 Dónde: Calle Pescadería, 11.
💡 Consejo: ve temprano, que es de esos sitios donde la gente hace cola antes de que abran.
8. Casa Ricardo (Sevilla)
En el sur también saben croquetear con estilo.
Casa Ricardo es famosa por sus croquetas de puchero, crujientes, intensas y con alma andaluza.
El local tiene encanto vintage, fotos antiguas y un ambiente de bar auténtico. Las croquetas salen en bandeja, doraditas y recién hechas, y se sirven tan rápido como desaparecen.
📍 Dónde: Calle Hernán Cortés, 2 (Sevilla).
💡 Consejo: acompáñalas con una manzanilla o un fino. Maridaje celestial.
9. La Cava de Betanzos (Barcelona)
En la ciudad condal también hay tradición croquetera, y La Cava de Betanzos se lleva el aplauso de muchos locales.
Croquetas de marisco, de queso azul o de jamón ibérico, hechas al momento y con esa textura que hace que quieras pedir una docena más.
El local es pequeñito, familiar, sin postureo, pero con alma.
📍 Dónde: Calle Rocafort, 231.
12. Conclusión: la vida es más fácil con croquetas
Después de recorrer Madrid, Sevilla, Donosti o Barcelona, queda claro que la croqueta es patrimonio emocional de España.
Cada bar tiene su versión, su toque, su historia. Algunas son cremosas, otras más firmes, algunas clásicas, otras con sabores locos. Pero todas tienen algo en común: ese momento de felicidad que llega con el primer bocado.
Así que ya sabes: la próxima vez que salgas, cambia el “¿nos pedimos una tapa?” por “¿nos pedimos unas croquetas?”.
Y si no sabes por dónde empezar… ya tienes una lista.
Porque como decimos siempre:
No hay problema que no se solucione con una croqueta en la mano.


