La guía definitiva para organizar una cata de croquetas con amigos
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Hay planes buenos, planes muy buenos… y luego está organizar una cata de croquetas con amigos.
Un evento gourmet pero sin postureo, un fiestón gastronómico pero sin complicaciones, una actividad cultural —sí, cultural— que combina risas, fritura, misterio y, sobre todo, croquetas.
Porque si hay algo que une más que un brindis es una bandeja caliente de croquetas recién hechas. Y si encima conviertes la experiencia en una cata, con votaciones, sorpresas y sabores inesperados… amiga, te acabas de marcar el planazo del mes.
Aquí tienes la guía definitiva para que tu cata salga tan épica que tus amigos te pidan repetirla cada año (o cada semana, según el hambre).
Elige el concepto: ¿cata seria o cata de desmadre?
Antes de pensar en ingredientes, listas o bandejas, necesitas una cosa: el espíritu de la cata.
Puedes organizar una cata en plan sofisticado, con sabores gourmet, fichas de puntuación, velitas y maridaje de vinos…
O puedes montarla en versión gamberra: sabores locos, pruebas a ciegas, votaciones absurdas, premio final y música de reggaetón croquetero (si no existe, deberíamos crearlo).
Las dos funcionan.
Las dos son memorables.
Tú decides el mood.
💡 Idea pro: si el grupo es grande, haz equipos: “Team Bechamel Lovers” vs “Team Croqueta Crunch”.
Drama sano garantizado.
Prepara el menú croquetero: variedad, sorpresa y algún sabor troll
Una cata que se respete necesita diversidad. No puedes poner cuatro croquetas iguales y esperar emoción. Lo ideal son entre 6 y 10 sabores diferentes, dependiendo del nivel de hambre (y del nivel de gula).
Aquí tienes una mezcla ganadora:
La clásica: jamón ibérico, pollo o cocido. Para entrar calentando.
La veggie: espinacas, setas, calabaza, puerro… lo que más te inspire.
La original: queso azul, pollo al curry, sobrasada, kimchi, gorgonzola…
La internacional: pizza, ramen, tikka masala, mexicana, BBQ.
La dulce: tarta de queso, oreo, chocolate fundido.
La croqueta troll: una que nadie espere. ¿Gazpacho? ¿Gominolas? ¿Paella? Libertad creativa total.
La croqueta troll es clave para las risas del grupo. Tiene que ser comestible, sí… pero también un poquito desconcertante 😏.
💡 Tip maestro: si quieres convertirte en leyenda, haz las croquetas tú.
Pero si no tienes tiempo (o quieres asegurar nivel pro), compra sabores distintos en Solo de Croquetas. ¡Caja variada + vinos y a volar!
Presentación y puesta en escena: todo entra por los ojos
Una cata no es solo comer… es la experiencia. Y aquí es donde te puedes lucir.
Haz bandejas con números (¡sin poner el sabor!).
Pon etiquetas bonitas tipo “Croqueta nº1”, “Croqueta misteriosa”…
Coloca servilletas, vasitos de salsas, agua para limpiar el paladar y pan (para darle descanso a la boca).
Prepara votaciones con papelitos o un Google Forms si quieres modernizar la democracia croquetera.
Y si quieres subirlo todo a Instagram —que lo harás—, asegúrate de que las bandejas estén bien iluminadas.
La croqueta, igual que una estrella, pide su iluminación.
💡 Extra: crea una playlist llamada “Cata croquetera oficial”. Reggaetón suave, un poquito de pop español y algo de Rosalía para subir la vibra.
La mecánica de la cata: que haya orden dentro del caos
Una cata bien hecha no es simplemente comer croquetas como si no hubiera mañana.
Bueno… un poco sí, pero con método.
Aquí va la mecánica perfecta:
Presenta la croqueta sin decir sabor.
El misterio es la mitad del disfrute.Todos prueban a la vez.
Nada de adelantados, que siempre hay uno que se come tres antes del aviso. 👀Cada uno anota su impresión:
Textura
Sabor
Cremosidad
Rebozado
“Nivel fantasía”
Poned nota del 1 al 10 en cada categoría.
Repetid hasta la última croqueta.
Sí, incluso la troll. Sobre todo la troll.Haced recuento.
Aquí siempre hay sorpresas: la que parecía la más sencilla puede acabar siendo la favorita del grupo.
💡 Consejo croquetero: entre croqueta y croqueta, un sorbo de agua o un mordisco de pan tostado para resetear el paladar.
Esto es una cata profesional, por favor. 😎
El maridaje perfecto: porque el beber también es arte
Una cata croquetera mejora mucho con bebida adecuada.
No hace falta ser sumiller, solo tener un poco de instinto. Aquí algunas combinaciones que nunca fallan:
Croquetas clásicas + cerveza rubia.
Croquetas de queso + vino blanco afrutado.
Croquetas potentes (setas, chorizo, sobrasada) + tinto joven.
Croquetas picantes + cerveza IPA.
Croquetas dulces + cava o vermut blanco.
Puedes hacer el maridaje libre o plantearlo como parte del juego: cada croqueta con su bebida.
Y si quieres hacerlo fácil: un par de botellas variadas y que cada uno se sirva.
💡 Pro tip: prepara un cóctel ligero para el final. Un sorbo dulce o fresco que cierre la experiencia con elegancia.
El momento ganador: coronación croquetera del año
La mejor parte de la cata llega al final: la entrega de premios.
Porque si hay croquetas, tiene que haber emoción.
Crea categorías tipo:
Mejor croqueta del universo
La más sorprendente
La más polémica
La más crujiente
La peor (pero con cariño)
Mención de honor a la croqueta troll
Entrega diplomas absurdos, pegatinas, chapas o simplemente honores eternos.
La ceremonia tiene que ser dramática, exagerada y divertida.
Ya verás cómo tus amigos se pican, se ríen, discuten… y te dicen “vale, ¿cuándo hacemos la siguiente?”
Porque una cosa está clara:
una cata de croquetas no se hace una vez… se convierte en tradición.


