Robar.
Me parece una de las cosas más cringe que se pueden hacer en esta vida.
Si robas, prefiero que no me lo cuentes, porque casi 100% que mi actitud va a cambiar contigo.
Seas mi pareja, mi amig@, o hasta mi madre.
Se viene anécdota:
Hace un par de años (quien dice un par dice 4 o 5) me fui de un bar sin pagar mi mojito de fresa. FUE UNO DE MIS DESPISTES MONUMENTALES.
No me percaté hasta que pasó como una semana.
Ayyy, qué bien me lo pasé el sábado.
Y, Dios, qué bueno el mojito de fresa.
Uy, ¿yo lo llegué a pagar? Ostras, creo que no lo pagué.
Álvaro, ¿tu pagaste mi mojito?
No, cariño, yo no.
…
En 10 minutos estaba plantada en el bar.
Oye, mira, es que el sábado creo que me fui sin pagar. Cóbrame el mojito de fresa, porfa.
…
¿La cara de la camarera?
Fue algo así:
Conclusión:
Hoy en día está más normalizado robar, que devolver algo que no es tuyo.
¿Es triste o no es triste?
Y, ojo, no quiero medallitas. Es simplemente la educación que me han dado.
Por eso, cuando el miércoles, de buena mañana, se encontraron el cristal de uno de los locales de Solo de Croquetas REVENTADO, lo que sentí fue pena.
Pena, porque para hacer algo así tienes que estar muy perdid@ en la vida.
Así que se me ocurrió desear, al que entró a robar, un feliz día del arcoíris. Que buena falta le hace.
A mí todavía me queda un poquitito de fe en la humanidad.
¿Y a ti?
Carmen “de Calcuta”
Equipo Solo de Croquetas